Cecilio Jesús Mba Mesi Akele.
Coordinador de la Regional
del Africa Austral. Departamento de Asuntos Políticos, Paz y Seguridad.
Comisión
de la Unión Africana Addis Ababa
En el contexto de la
dinámica de la reforma de la Unión Africana (conocida como “Reforma de Paul
Kagame”) y, en especial, en el ámbito de la colaboración de la Unión Africana
con las Comunidades Económicas Regionales/Mecanismos Regionales, se ha creado
el Departamento de Asuntos Políticos, Paz y Seguridad (PAPSD). Esto incluye, la
creación de la Dirección de Gestión de Conflictos (CMD) y la Dirección de
Prevención de Conflictos y de Gobernanza (CPGD), así como la puesta en marcha
de las 5 Coordinaciones Regionales, bajo la Dirección de Gestión de Conflictos (CMD):
Norte, Centro, Oeste, Este y Sur, basadas en consideraciones geográficas de la
UA (decisión de la OUA de 1976).
Estas Coordinaciones Regionales
trabajan en estrecha colaboración con las ocho CER/RM reconocidas por la UA,: Unión
del Magreb Árabe/UMA; Mercado Común del África Oriental y Meridional/COMESA; Comunidad
de Estados Sahelosaharianos/CEN-SAD; Comunidad del África Oriental/EAC; Comunidad
Económica de Estados del África Central/CEEAC; Comunidad Económica de Estados
del África Occidental/CEDEAO; Autoridad Intergubernamental para el
Desarrollo/IGAD y Comunidad del África Meridional para el Desarrollo/SADC.
El propósito del Departamento y sus Coordinaciones Regionales, es de servir
como brazo ejecutor de la UA para la prevención, gestión y resolución de
conflictos, así como para la promoción de la buena gobernanza, la paz y la
estabilidad en África.
En este sentid, las nuevas
amenazas a la paz y la seguridad en África como el terrorismo, el cambio
climático, las pandemias y el aumento de la injerencia extranjera, plantean
nuevas exigencias a la Unión Africana, Estados miembros y las Comunidades
Económicas Regionales (CER) y los Mecanismos Regionales (MR), a una mayor reflexión,
coordinación y colaboración para hacerlas frente.
El continente africano se ha
convertido en uno de los epicentros del terrorismo en el mundo, que no sólo ha
sido testigo de un aumento de los atentados y las víctimas mortales, sino
también de una alarmante expansión geográfica de las actividades extremistas.
Mientras tanto, estas nuevas amenazas a la seguridad mencionadas -nuevas
tecnologías, las pandemias el cambio climático y la creciente injerencia
extranjera en los conflictos africanos, están remodelando el panorama de la
seguridad continental, planteando serios desafíos a una arquitectura de paz y
seguridad diseñada originalmente para abordar cuestiones como las guerras
civiles y los conflictos interestatales. El protagonismo de las nuevas
dinámicas de seguridad en África, también plantean importantes retos a los órganos
de la toma de decisión de la Unión Africana, como el Consejo de Paz y Seguridad,
así como su Arquitectura de Paz y Seguridad (APSA), puesto que, el panorama de
la seguridad en África ha evolucionado drásticamente desde el establecimiento
de la UA y la creación de APSA desde hace más de 20 años.
En un principio, predominaban los conflictos interestatales y las guerras
civiles, y apenas se preveía que la guerra asimétrica con grupos terroristas se
convirtiera en una de las principales preocupaciones en materia de seguridad
continental. En consecuencia, muchas herramientas de la UA, al igual que las de
las Naciones Unidas, como la mediación-dialogo y las operaciones de apoyo a la
paz, se diseñaron principalmente para abordar escenarios de guerra civil. Por
ejemplo, el marco actual para el despliegue de la Fuerza Africana de Reserva (Africa
Stanby Force), que es un elemento clave de la APSA diseñado para dar una
respuesta rápida a las crisis en todo el continente, no contemplaba la guerra
no convencional y asimétrica con grupos terroristas como objetivo principal de
su desarrollo y de los preparativos para su despliegue.
El auge de la guerra asimétrica, unido a la falta de preparación de las
estructuras de APSA para dar una respuesta rápida a la aparición de tales
amenazas como las principales condiciones que socavan la paz y la seguridad en
África y el vacío resultante que esto produjo; han dado lugar a la aparición de
respuestas de seguridad «improvisadas», caracterizadas por la proliferación de
acuerdos de seguridad(ad hoc) y despliegues regionales como la MNJTF(MultinaTional
Joint Task Force), la Fuerza Conjunta del Sahel del G5, la extinguida Misión de
SADC en Mozambique(SAMIM) y la actual Misión de la SADC en la Republica Democrática
del Congo(SAMIDRC )respectivamente. Esta creciente dependencia de acuerdos de
seguridad ad hoc, ha provocado una marginación cada vez mayor de la UA y el Consejo
de Paz y Seguridad. Además, también corre el riesgo de fragmentar el sistema de
seguridad colectiva anclado en la APSA, a medida que se emprenden más
operaciones de paz al margen, y sin aplicar, las normas y políticas de la AU/APSA.
Otras amenazas a la seguridad, como las tecnologías emergentes, las
emergencias de salud pública y el cambio climático, también plantean retos
desconocidos que los marcos de seguridad continental o las herramientas de paz
y seguridad existentes tienen dificultades para abordar.
En conclusión, se observa que las actuales arquitecturas de seguridad
están mal equipadas para gestionar o seguir el ritmo de amenazas tan complejas
y en rápida evolución. Mientras tanto, el aumento de las rivalidades
geopolíticas en la escena internacional también ha intensificado la implicación
extranjera, tanto de las potencias antiguas como de las emergentes, en los
conflictos de África, complicando aún más su resolución. Esta creciente
injerencia de las potencias extranjeras no sólo influye en la dinámica de los
conflictos y el comportamiento político, sino que también socava la capacidad
de los responsables políticos regionales y continentales para abordar los
conflictos y las crisis políticas.
Estas dinámicas cambiantes exigen que la arquitectura de paz y seguridad
de la UA se adapte para seguir siendo relevante y adecuada a su propósito.
Aunque instrumentos como el Protocolo del CPS y el Acta Constitutiva de la UA
no sean perfectos, las respuestas eficaces a estas nuevas amenazas a la
seguridad en África no dependen de ellos ni exigen su perfeccionamiento. La
atención debe centrarse en actualizar y adaptar las herramientas, los enfoques
y los procesos de paz y seguridad existentes, así como en aprovechar el papel
de los instrumentos de desarrollo, financieros y tecnológicos de la Unión
Africana para adaptarlos a las nuevas realidades y retos del continente.